En 1985, Aldus Corporation cambió para siempre la forma en que se creaban publicaciones impresas. PageMaker no solo introdujo el concepto de “desktop publishing” (autoedición), sino que también marcó un antes y un después en la democratización del diseño gráfico.
Durante décadas, el diseño y maquetación de documentos como revistas, catálogos, folletos o libros era un proceso reservado exclusivamente a editoriales, imprentas y agencias especializadas. Las herramientas eran costosas, los conocimientos técnicos requeridos eran complejos, y el proceso de impresión era mecánico, rígido y caro.
Pero con la llegada del Macintosh, la impresora LaserWriter de Apple, y un software llamado PageMaker, comenzó la revolución. Fue el nacimiento del “desktop publishing”, y cambió para siempre la forma en que se producía contenido visual.
Los orígenes de PageMaker: el nacimiento del desktop publishing
PageMaker fue creado por Aldus Corporation, una pequeña empresa fundada por Paul Brainerd en Seattle. Su objetivo era claro: aprovechar la interfaz gráfica del recién lanzado Apple Macintosh para crear un programa capaz de maquetar visualmente documentos como si se tratase de papel real.
En 1985, PageMaker 1.0 fue lanzado exclusivamente para el Macintosh. A diferencia de los procesadores de texto de la época, permitía arrastrar y soltar bloques de texto, insertar imágenes y ver cómo quedaría la página impresa en tiempo real. Era la era del WYSIWYG («What You See Is What You Get») en su máxima expresión.
El éxito fue inmediato gracias a una alianza estratégica con Apple, que promocionó el concepto de desktop publishing como uno de los pilares del Macintosh. La llegada en 1987 de PageMaker para Windows (versión 3.0) amplió aún más su alcance.
Innovaciones técnicas y evolución del producto
PageMaker fue pionero en varios aspectos:
- Compatibilidad con impresoras PostScript: lo que permitía generar salidas de alta calidad para imprentas.
- Interfaz visual basada en ventanas y menús contextuales: años antes de que otros programas gráficos lo popularizaran.
- Uso de fuentes digitales escalables: aprovechando la tecnología de Adobe Type 1.
- Importación de gráficos desde otras aplicaciones: como Illustrator o Photoshop (más adelante).
A medida que el programa evolucionó (hasta su versión 7.0 en 2001), fue ganando características como la gestión de capas, vinculación dinámica de imágenes, soporte para múltiples idiomas y mejores opciones tipográficas.
La competencia y el ascenso de QuarkXPress
A pesar de su ventaja como pionero, PageMaker fue perdiendo terreno a partir de los años 90 frente a competidores más avanzados como QuarkXPress (1987). Este último ofrecía un control mucho más preciso de la tipografía, mejores herramientas de automatización editorial y mayor flexibilidad en la maquetación compleja de documentos largos.
Mientras PageMaker era más amigable para usuarios novatos y pequeños negocios, QuarkXPress se convirtió en el estándar de facto en editoriales, periódicos y revistas profesionales. Para 1995, Quark dominaba más del 70?% del mercado profesional.
La compra por Adobe y el ocaso de PageMaker
En 1994, Adobe Systems adquirió Aldus Corporation, sumando PageMaker a su creciente ecosistema gráfico. Inicialmente, Adobe intentó relanzar PageMaker con nuevas versiones y mejoras, pero el software ya mostraba signos de envejecimiento frente a la arquitectura modular y potente de QuarkXPress.
Adobe tomó entonces una decisión estratégica: crear una nueva herramienta desde cero. Así nació el proyecto K2, que en 1999 se convertiría en Adobe InDesign.
En 2004, Adobe anunció oficialmente el fin del desarrollo de PageMaker, recomendando a los usuarios migrar a InDesign. PageMaker quedó congelado en su versión 7.0, compatible con Windows XP y Mac OS 9.
Comparativa histórica: PageMaker vs su competencia
Característica | PageMaker (Aldus/Adobe) | QuarkXPress | Microsoft Publisher | Adobe InDesign |
---|---|---|---|---|
Año de lanzamiento | 1985 | 1987 | 1991 | 1999 (como K2) |
Público objetivo | Profesionales y educación | Profesionales editoriales | Usuarios domésticos y PyMES | Profesionales del diseño |
Flexibilidad y automatización | Media | Alta | Baja | Muy alta |
Control tipográfico | Bueno (para su época) | Muy bueno | Limitado | Excelente |
Soporte actual | Descontinuado (2004) | Activo | Activo | Activo |
Integración con otras aplicaciones | Limitada (pre-Adobe) | Baja | Alta (Office) | Total (Creative Cloud) |
Posicionamiento histórico | Pionero | Dominante en los 90 | Alternativa asequible | Líder desde 2005 |
El legado de PageMaker en la edición digital
Aunque PageMaker ya no se utiliza, su legado sigue presente en muchas de las herramientas actuales. Fue el primer programa en llevar el poder del diseño editorial a usuarios comunes. Democratizó el acceso a herramientas gráficas y puso en manos de pequeños editores, escuelas y ONGs capacidades que antes eran exclusivas de imprentas.
Fue también clave en la consolidación de estándares gráficos como PostScript y PDF, y fomentó la creación de comunidades de usuarios que compartían plantillas, consejos y tutoriales antes del auge de Internet.
El contexto actual: edición en la nube y nuevas plataformas
Hoy, la autoedición ha migrado en parte a la nube. Herramientas como Canva, Lucidpress o VistaCreate permiten diseñar sin instalar nada, con funcionalidades colaborativas y modelos freemium.
Sin embargo, en el entorno profesional, Adobe InDesign se mantiene como el referente, gracias a su potencia, integración con Illustrator y Photoshop, y su constante evolución.
En el entorno Windows, Microsoft Publisher sobrevive como herramienta básica de maquetación, aunque con uso limitado. Otros actores como Affinity Publisher de Serif ofrecen alternativas más asequibles a InDesign.
Conclusión: una historia de innovación y transición
PageMaker no fue solo un software. Fue una revolución. Inició una era donde el diseño ya no dependía de costosos estudios, sino que se convirtió en una habilidad accesible para millones. Aunque hoy ha quedado como una referencia histórica, su impacto vive en cada folleto, catálogo o revista diseñada desde un ordenador personal.
El espíritu de PageMaker sigue presente: empoderar a los creadores, descentralizar la producción editorial y hacer que el diseño esté al alcance de todos.