No es extraño ver a mucha gente mayor comentarte cómo era vivir en su pueblo o aldea natal, donde todos los habitantes eran como una gran familia. Seguramente se vivÃa mucho más tranquilo y con menos preocupaciones, e incluso, por muchas historias de familiares, se sufrió, aunque nos conformábamos con mucho menos.
Pero esto no tiene nada que ver con lo que queremos comentar en esta entrada, aunque sà tiene que ver con la privacidad de antaño, donde se podrÃa decir que era nula, todos sabÃan los trapos sucios de todos y es quizás lo que está pasando últimamente con los usuarios menos expertos o más jóvenes consumidores de redes sociales,como bien expone Enrique Dans en uno de sus artÃculos.
Sin ir más lejos, personalmente soy usuario activo de Twitter y por despiste mÃo, envié una fotografÃa por mensaje directo, sin percatarme que el servicio donde se alojaba la fotografÃa estaba disponible para todo aquel curioso. Menos mal que uno de mis followers me dió el aviso y solucionado.
Pero ¿cuántas veces encontramos fotografÃas comprometidas, direcciones fÃsicas, teléfonos personales, etc, etc, etc…? ¿Creéis que debemos preocuparnos tanto de la privacidad de las redes sociales que utilizamos o simplemente debemos medir lo que compartimos?