Por qué instalé Linux (y tú también deberías hacerlo)

Durante años usé Windows sin cuestionarlo. Pero algo cambió. Hoy quiero contarte por qué decidí instalar Linux y cómo esta decisión transformó completamente mi experiencia con el ordenador. Y no, no soy un experto en tecnología. Soy un usuario común que simplemente quería un sistema operativo que respetara mi libertad, mi tiempo y mi ordenador.

1. Windows trata al usuario como a un niño

Una de las primeras cosas que me alejaron de Windows fue cómo te habla: como si no supieras lo que haces. Mensajes constantes, confirmaciones innecesarias, sugerencias absurdas («¿Quieres Candy Crush? ¿Estás seguro de que quieres borrar ese archivo?»). Todo eso me agotaba.

Linux, en cambio, confía en ti. Te da control total. Si rompes algo, es tu responsabilidad, sí. Pero también te da el poder de hacer que todo funcione como tú quieras.

2. El problema del bloatware

Instalar Windows nuevo significa pasar una hora eliminando aplicaciones preinstaladas que no pediste. Programas inútiles, anuncios disfrazados de utilidades, recomendaciones forzadas para usar Bing… todo eso viene con el paquete.

Con Linux, tú decides qué se instala. Puedes tener un sistema minimalista, rápido y limpio. Nada de lo que no quieras estará en tu equipo.

3. Personalización total

En Windows puedes cambiar el fondo de pantalla y poco más. En Linux puedes rediseñar completamente el sistema. Desde el aspecto visual hasta el comportamiento del escritorio, los atajos de teclado, el gestor de ventanas, los iconos, ¡todo! El proceso de personalización se conoce como ricing, y puede volverse adictivo.

Personalmente, convertí mi viejo portátil en una auténtica obra de arte visual con indicadores, animaciones y barras de estado que no solo lucen bien, sino que mejoran mi productividad.

4. El renacimiento del gaming en Linux

Hace 15 años instalé Linux… y lo desinstalé a los dos días. ¿Por qué? No podía jugar. Pero hoy, gracias a iniciativas como Proton y Steam Deck de Valve, eso cambió. Juegos AAA, títulos indie y multijugador funcionan cada vez mejor. Si quieres alejarte de Windows pero no quieres renunciar a tus juegos, ya no tienes excusa.

5. Aprendes a conocer tu ordenador

Usar Linux me ayudó a entender cómo funciona realmente mi equipo. Aprendí a optimizar el arranque, a identificar procesos lentos, a buscar archivos desde la terminal mucho más rápido que con el explorador de Windows.

El sistema me hace sentir capaz, no limitado. Puedo automatizar tareas, solucionar problemas y adaptar todo a mis necesidades.

6. Sacrificios: lo que pierdes al cambiar

No todo es perfecto. En mi caso, perdí Photoshop. Lo usé durante 15 años y lo tenía completamente interiorizado. Pero Adobe no ofrece soporte para Linux, y su alternativa de código abierto (como GIMP) requiere reaprender hábitos. Además, cancelar la suscripción de Adobe vino con una «tarifa por cancelación». Absurdo.

Aun así, la libertad que gané compensa con creces la herramienta que perdí.

7. Linux te devuelve el control

Linux no es solo un sistema operativo. Es un movimiento. Está en servidores, routers, teléfonos Android, incluso en la NASA. Su historia comenzó con un estudiante finlandés que decidió que podía escribir un mejor kernel. Y hoy millones de personas lo usamos en todo el mundo.

La comunidad es inmensa, y cuanto más crece, mejor se vuelve. Por eso, si te unes ahora, ayudarás a hacerlo más accesible, estable y útil para todos.


¿Por qué deberías probarlo?

  • Porque tienes un ordenador que merece más libertad.
  • Porque te cansaste de que otros decidan por ti.
  • Porque quieres aprender, personalizar, optimizar.
  • Porque quieres alejarte del control corporativo.
  • Porque puedes probarlo sin borrar tu sistema actual (¡gracias, dual boot!).

Conclusión

Linux no es para todos, pero si llegaste hasta aquí, probablemente sí sea para ti. Instalarlo fue una de las mejores decisiones tecnológicas que tomé. Mi ordenador volvió a tener sentido. Mi creatividad aumentó. Y lo más importante: me siento libre.

¿Te animas a dar el salto?

Scroll al inicio