Está claro que desde el establecimiento de las redes sociales como un aspecto más de la vida moderna, muchas de las compañÃas de servicios de cualquier rubro y parte del mundo, se han visto ante la necesidad de modificar sus estrategias de venta, para captar a la mayor cantidad de público posible. En Facebook, por ejemplo, hemos podido detectar hasta cinco artilugios que los desarrolladores sostienen para engañarnos a la hora de adquirir determinados servicios.
Por ejemplo, si eres uno de esos viejos usuarios de esta red social, recordarás que cuando alguna de sus aplicaciones externas nos pedÃa permiso para acceder a nuestros datos, realizaba la pregunta de rigor, con dos posibles respuestas, una afirmativa, “permitirâ€, y una negativa, “no permitirâ€. Pues bien, desde hace algunos meses sólo aparece una respuesta, “jugarâ€.
Otro claro ejemplo de los trucos que Facebook ha implementado junto a sus proveedores de servicios externos tiene que ver con la letra en gris. El ser humano infiere, más por costumbre que por naturaleza, que aquellos contenidos expresados en letra gris son menos importantes que los que están en negrita, motivo perfecto para que cada vez que estemos aceptando algún ofrecimiento, se busque quitarle trascendencia a lo que “firmamos†de modo virtual.
De la misma manera, en los antiguos tiempos del imperio Facebook, uno podÃa saber perfectamente a qué contenidos, o información personal de la red social estarÃa ingresando la nueva aplicación aceptada, ya que se veÃa de forma clara y precisa en primer plano. Ahora, en cambio, sólo se emite un pequeño signo de interrogación, logrando que un buen porcentaje de los usuarios ni siquiera se moleste en abrirlo.
Para finalizar, mencionamos otros dos aspectos que tampoco pueden ser dejados de lado. El primero de ellos tiene que ver el espacio enorme que ocupa la vista previa de la app que pretendemos instalar, en comparación con el mÃnimo reducido a los permisos de ésta, al contrario de lo que sucedÃa antes; y también, el uso del lenguaje más coloquial por sobre el formal, con palabras como «jugar» en lugar de «permitir», que mencionábamos anteriormente.