Según ha demostrado recientemente una investigación de la Universidad de Purdue, conjuntamente con desarrolladores de Microsoft, lo que era un secreto a voces es una realidad: las aplicaciones gratuitas de los móviles consumen más energÃa que aquellas que no lo son. Aunque al principio parecerÃa difÃcil encontrar una explicación a este fenómeno, lo cierto es que el mismo está basado en el hecho de que este tipo de programas busca en la red la localización de su propietario para encajarle publicidad adecuada a su lugar geográfico y a su perfil de consumo.
En este caso, los expertos se encargaron de analizar los distintos casos a través de la famosa herramienta “Eprofâ€, utilizando para su estudio seis de las diez aplicaciones más descargadas, siendo las elegidas las siguientes: los juegos Angry Bird y Free Chess, la aplicación de Facebook, la del NYT, CNN y los mapas de Mapquest. Una vez escogidos los mismos, se intentó determinar su consumo tanto en móviles con Android, como en los Windows Mobile.
Sin ir más lejos, una de las primeras conclusiones de este grupo de investigadores fue que entre el 65% y el 75% de la energÃa de estas aplicaciones se pierde en módulos publicitarios, algo de lo que medianamente se tenÃa conocimiento. Sin embargo, sorprendió otro aspecto destacado del estudio, la existencia de una ineficiencia energética en el diseño de las aplicaciones, por lo que se propone un cambio de rutinas en la presentación de las mismas, que permitirÃa ahorrar hasta un 65% de energÃa.
Por otro lado, y teniendo en cuenta la estimación de que para el año 2015 el mercado de las aplicaciones le supondrán a la industria unos ingresos de 35.000 millones de dólares, los cientÃficos buscaron establecer mayores datos acerca del gasto de energÃa en el desarrollo de las aplicaciones y su uso posterior en los móviles. Por caso, determinaron que la espera de la descarga total de una búsqueda gasta del 10% al 50% de la energÃa total, el rastreo de los datos del usuario, del 20% al 30%%.
Pero lo más curioso, es que la función de aplicación en sà misma, consume “sólo entre el 10% y el 30% de la energÃaâ€, siendo ejemplar el caso del juego Angry Birds, con un tope del 20% de gasto.