Son muchas las regiones de toda Europa que no pueden disfrutar de fibra óptica en sus conexiones a Internet. Los Gobiernos de los distintos países que forman parte de la Unión Europea, y la propia Unión Europea tienen en mente que para el año 2020 al menos el 50% de la población del viejo continente tenga acceso a velocidades superiores a los 100 megas, pero para ello tendrán que rascarse el bolsillo.
Viendo que las compañías no garantizaban el despliegue de las infraestructuras necesarias para poder ofrecer esta velocidad para el año 2020, Bruselas ha decidido intervenir y aprobar nuevas directrices sobre ayudas públicas para facilitar el despliegue de redes de banda ancha ultrarrápidas.
Por medio de estas ayudas pública, Bruselas espera poder mejorar el tipo de servicios que reciben en la actualidad regiones rurales, donde difícilmente llega actualmente el ADSL, pero además de ayudar a este tipo de zonas, también podrán beneficiarse otras zonas donde se realicen actuaciones que mejoren considerablemente el actual servicio que se ofrece. Por poner un ejemplo, si en una región llega ADSL pero no hay fibra y se decide instalar la infraestructura necesaria para ofrecer velocidad de 100 megas, Bruselas aprobaría las ayudas, pero si el caso fuera que la mejora sólo fuera mínima, entonces en este caso Bruselas no aportaría ni un euro.
Además, las subvenciones no podrán en ningún caso atentar contra la competencia, sino todo lo contrario, ya que su misión es favorecerla, tal y como indicó el vicepresidente de la Comisión y responsable de Competencia, Joaquín Almunia.
Además, cuando una red sea creada con el dinero de los contribuyentes, los Estados miembros deberán garantizar que los consumidores puedan hacer uso de ellas de forma abierta.