El objetivo de toda empresa es obtener la máxima productividad posible y eso se consigue gracias al trabajo realizado por los empleados. Un entorno agradable hará que éstos trabajen mejor y rindan más, por el contrario, un entorno hostil hará que su rendimiento se reduzca considerablemente y por lo tanto la productividad se vea reducida.
A la hora de mejorar la productividad, la clave que toda empresa debe tener en mente es la de buscar aquellos elementos motivantes para sus empleados. Acciones como no tener un horario fijo predefinido o la opción del teletrabajo, puede ayudarnos a que nuestros trabajadores rindan más, técnicas que se vienen utilizando con éxito desde hace tiempo en ciertos países.
Lo que se busca con la motivación es conseguir que los empleados sean más competitivos, pero sin llegar a asfixiarlos, y para lograr esto es bueno marcar ciertos objetivos, objetivos que sean exigentes pero alcanzables, ya que si las personas consideran que son imposibles de hacer, no lucharán por lograrlos.
Para incentivar a los trabajadores y ver aumentada su productividad, siempre se pueden utilizar sistemas de incentivos, de esta forma sabrán que si se consigue el objetivo marcado, podrán disfrutar de una recompensa, ya sea económica, tiempo libre o cualquier otra que se considere oportuna.
Pero alcanzar la motivación puede llegar a ser una tarea complicada, por eso es fundamental contar con el efecto contagio, es decir, el jefe debe ser el primero que debe practicar con el ejemplo. Si en una compañía los trabajadores observan que el jefe no se preocupa por la empresa, a las pocas semanas los empleados actuarán de la misma manera.
Por último, también es fundamental facilitar a los empleados cierta autonomía, delegando y confiando en las tomas de decisiones que les permita desarrollar sus actividades con liberta.