Para los más jóvenes, la palabra Walkman puede que no signifique nada, pero para los que ya superan la treintena de años, este aparato fue lo más parecido al iPhone en su tiempo. El walkman nos daba libertad para llevarnos la música a cualquier parte sin tener que estar conectado a la corriente eléctrica, un dispositivo que ha pasado a la historia como uno de los mayores avances y que recientemente ha cumplido 35 años desde que Sony lanzó su primera versión: el TPS-L2.
Este dispositivo nos permitía llevar nuestra música favorita a todas partes gracias a la posibilidad de poder reproducir cassettes, cintas que en muchas ocasiones estaban llenas de nuestras canciones favoritas, que tiempos aquellos.
Durante mucho tiempo, este aparato fue el que nos acompañó mientras salíamos a practicar deporte o nos íbamos de viaje, pero con la llegada de dispositivos más modernos como el MP3, poco a poco fue perdiendo protagonismo hasta desaparecer.
Como suele ocurrir con los grandes avances tecnológicos, los inicios de este invento no fueron sencillos. El primer walkman vio la luz en el año 1979 y en sus primeros meses no habían vendido ni cinco mil unidades. Ante esta situación, los responsables tuvieron apretarse los machos y coger ellos algunas unidades y tirarse a la calle para promocionarlo. El éxito fue total y en los siguientes meses las ventas llegaron hasta las cincuenta mil unidades. A partir de ahí todo fue sobre ruedas, tal fue el éxito que cuando se dejó de comercializar el cassette, se estimaba que se habían vendido más de doscientos mil millones de unidades, y es que ¿quién no quería uno de ellos para Reyes o para su cumpleaños?
Seguro estamos que aún son muchos los que siguen utilizando este aparato para escuchar sus viejas cintas sin molestar a los que tienen alrededor.